Taller de preguntas inteligentes

Cómo hacer preguntas inteligentes? Buena pregunta.
Es complicado hablar de cómo hacer preguntas inteligentes. Me propondré arrojar un poco de luz a este respecto.
En la clase que impartió Mª Jesús Abad se comentaron puntos a tener en cuenta. Se empezó la clase comentando los tipos de mentes que podemos diferenciar tomando como referencia su flexibilidad a la hora de afrontar problemas. Encontramos que podemos encontrar mentes fijas (inteligencias predeterminadas) o mentes flexibles (la experiencia va modulando a las personas). Antes de continuar me gustaría aclarar que cuando se habla de términos psicológicos, como estos dos tipos de mentes, se habla en términos generales, en todas las personas encontramos las dos tendencias, en función de sus características generales se podrá decir que se tiende más hacia una vertiente o hacia otra.
Otro aspecto importante del que se habló fue el nivel de inteligencia. Podríamos hablar de este nivel cuando encontramos en un individuo la capacidad de conjugar el conocimiento adquirido para dar una respuesta satisfactoria ante situaciones nuevas. Es decir, que este individuo posee la capacidad de abstraerse. En este proceso influyen muchos factores además del conocimiento sobre un tema concreto, como la imaginación o la inteligencia emocional.
En el proceso de aprendizaje encontramos que a veces la mente se fija en estancias que no le deja seguir avanzando por la dificultad de cierto problema. Estos sistemas de anclaje no dejan avanzar a la mente, son obstáculos donde una mente flexible lo adoptaría como un reto que superar. Esto mismo bien puede aplicarse a la vida misma. Cada persona somos portadores de un pasado. Traumas y situaciones angustiosas nos condicionan de manera que no sepamos salir airosos de situaciones concretas porque nos quedemos anclados y no sepamos qué decir o qué hacer.
Bien, pues todo esto guarda relación al tema que nos concierne. Saber formular preguntas inteligentes denota una mente flexible y poseedora de pensamiento abstracto.
En una situación normal bastaría con preguntar el cómo o el por qué a alguien para que nos diera la información que deseamos. Pero en según que contextos conviene garantizarnos de la verdad abordando el mismo tema desde diferentes puntos. No es lo mismo una reunión con amigos que un juicio o una rueda de prensa. Cuando hay intereses la cosa cambia.
Sobre todo cuando preguntamos tenemos que saber qué tipo de información deseamos obtener. También hay que mencionar que influyen muchísimos más aspectos cuando entrevistamos a alguien, no solamente la pregunta que formulemos. Aspectos como el tono de voz, la agresividad de nuestra postura y muchos más aspectos. Cuando nos relacionamos con alguien lo hacemos con toda nuestra presencia que sin duda alguna condicionará al entrevistado. Pero eso es otro tema.
Cuando puede considerarse una pregunta inteligente? Cuando no es tonta. Y ¿cuando es tonta? Cuando es simple, obvia o preguntamos cosas que podríamos averiguar por nosotros mismos.
¿Cuando es una pregunta inteligente? Cuando obtenemos respuestas importantes, cuando no obtenemos una respuesta convergente, cuando al formularlas abren la puerta a más preguntas. Las preguntas se valoran por lo que enseñan.
En lo que nos concierne, como educadores y enseñantes de artes, una pregunta inteligente está relacionada con el momento que la formulamos. Aunque su respuesta sea obvia el hecho de tener que recibir la información es importante. Es decir, en el proceso creativo de una obra artística suceden multitud de procesos cognitivos en nuestro interior y el hecho de tener que verbalizarlos supone que afloren a la conciencia, que de no ser así no tendríamos constancia de ellos. No es el la única manera pero es una más. Puede que la respuesta sea obvia pero en arte el proceso es importante.
Hacer preguntas inteligentes supone capacidad de abstracción, análisis y contextualización. Lo realmente inteligente es preguntar la persona adecuada, en el lugar apropiado y en el momento oportuno.